1 de maig 2009

L’assalt contra l’altar
  El discurs de l’opressió secular del catolicisme abundava en tertúlies, periòdics i texts impresos, el que s’interpretava des de l’Església com una desviació negativa del règim liberal instaurat el 1820. Un mal ús que transgredia terrenys que sempre foren seus, com els de la moral, la conducta i l’opinió. 
     Una mostra d’aquesta rèplica l’exemplifica l’homilia que el 24 de setembre d’aquell any, diada de la Mercè, pronuncià el pare Manuel Cúndaro, que després escriuria la història de Girona durant la Guerra del Francès. Superior dels franciscans, Cúndaro havia comandat el batalló de religiosos durant el setge de 1809 i havia estat empresonat a Barcelona amb tota la seva comunitat el novembre de 1822, per contrarevolucionari. Allí aconseguí un passaport per exiliar-se a Roma, però desembarcà a Marsella i retornà a Catalunya amb els francesos el 1823, quan els Cent Mil Fills de Sant Lluís retornaren a Ferran VII i l’absolutisme. 
     Tot i els esforços ministerials de predicar la Constitució, seran freqüents les homilies on s’esperonarà un imaginari d’assimilació del nou ordre amb la destrucció de la societat. Hi juga un paper essencial la llibertat d’impremta i d’expressió, i un nou concepte d’educació, filla de la Il•lustració, no acceptat per una institució que secularment gaudia del monopoli de la cultura i l’educació:

     “Diré que todas estas y otras muchas proposiciones del escrito intitulado: Educacion del ciudadano libre, compendio del Emilio Rosseau, en las cuales se califican de mentiras los mas de los milagros, de ridiculas en exceso las ceremonias del culto, y de pretestos para asesinarse los hombres nacidos de una enseñanza apasionada, la constancia y fortaleza de los martires; diré vuelvo à decir que estas y semejantes proposiciones son injuriosas á Dios y á la revelacion, á la Iglesia y á sus ministros, á las corporaciones regulares tan beneméritas de la religion y del estado, incendarias, alarmantes, subversivas del orden social, contrarias á la religion-catolico-apostolico-romana, y á la Constitucion política de la Monarquia: diré en fin que los autores de semejantes escritos anticatólicos, los que los imprimen, leen y defienden incurren á no escusarlos la ignorancia en escomunion reservada á Su Santidad”.

     “Señores Diputados de Cortes, Jueces de censura, si quereis consolidar el sistema constitucional que ha de hacer la felicidad de la nacion, exterminad de la faz del orbe español estos corruptores, y subversivos escritos. El pueblo rustico é ignorante que no sabe distinguir entre el uso legítimo y el torpe abuso de las instituciones sabias achacará quizá á la Constitucion y libertad de imprenta la culpa de lo que es evidente infraccion de la primera y un detestable abuso de la segunda. De aqui es bien claro de ver quanfacil será que se encienda la tea de la discordia y revolucion en un pueblo tan amartelado y zeloso de conservar la fé y religion de sus padres”.

     “Ilustrisimos Prelados, que como pastores segun el corazon de Dios debeis conducir vuestras ovejas por los saludables pastos de la ciencia y la doctrina sana y desviarlas de los que le son nocivos, y perjudiciales: señores obispos como sucesores que soys de los Apostoles, depositarios y jueces de la fé, fulminad el formidable rayo de anantema contra los perversos escritos de estos dogmatizantes para que no llegue á contagiarse con su lectura vuestro catolico rebaño. Prohibidsela á vuestros diocesanos con la zelosa interminacion de censuras y otras penas graves”.

     “Y tu pueblo docil, vosotros nobles ciudadanos que amais de veras la religion-catolico-apostolico-romana, que heredasteis de vuestros mayores, unica verdadera en que se apoya vuestra eterna felicidad, si dais con alguno de estos impios dogmatizantes, que intente pervertiros con la falsa doctrina, no querais recibirlos (...) Si han llegado á vuestras manos los pestiferos escritos: el bosquejo, la educacion del ciudadano libre, y otros de semejante ralea entregadlos al punto á vuestro Pastor, y Prelado para que los condene á las llamas, y los reduzca á cenizas”. 

(Arxiu Diocesà, Impresos Gironins de la Biblioteca del Seminari, nº 364, any 1820)